Yo, mi, mio.
¿Como podemos darnos cuenta de lo inútil del empeño en la adquisición? He conocido a muchas personas que entienden la espiritualidad como una adquisición, como si de acumular títulos, cursos, o buenas obras se tratara.
Nada más lejos de la verdadera esencia. Eso no quiere decir que el estudio de la enseñanza espiritual no tenga sus frutos. Aunque limitados, los tiene y añade el análisis, el inquirir, a un proceso que si no se puede volver ciego, obsesivo y destructivo.
El corazón tiene razones que la razón no entiende. Y es que la razón es un instrumento para una realidad tridimensional, sin embargo la realidad de la consciencia es, digamos, multidimensional y más que una relación de causa y efecto que esta sujeta al tiempo, lo que hay es una sincronía. Por eso se dice que el tiempo no existe, o que no es una especie de tictac implacable, sino que se estira y se encoge hasta dejar de existir a la velocidad de la luz, donde no pasa el tiempo.
En la luz no hay tiempo, en otras palabras. Esto se dijo siempre y lo confirmo científicamente Einstein, sin embargo aquello que es real no puede ser confirmado por ningún pensamiento. Así pues que con tanto estudio que estás intentando adquirir, que estás intentando confirmar y lo que es más importante a que Yo, mi, mio estás intentando salvar, que estás intentando preservar.
Hoy Respuestas al corazón nos recuerda con los pensamientos que propone en su página 84 y que empiezan con una afirmación: para poder hacer a los demás lo que deseas que te hagan a ti, tienes primero que darte cuenta de quien eres. Y por eso desde aquí os enlazo con la tercera parte del satsang sobre el Darse cuenta, sobre la consciencia, continuando con el de ayer.